El almacenaje de productos químicos es una tarea delicada que requiere no solo un conocimiento técnico profundo, sino también una planificación rigurosa y protocolos estrictos. No se trata únicamente de cumplir con normativas; estamos hablando de seguridad, salud y sostenibilidad.

Los riesgos en el almacenaje de productos químicos pueden derivar en accidentes graves, como incendios, explosiones, intoxicaciones o daños medioambientales. La buena noticia es que la mayoría de estos incidentes se pueden prevenir si se identifican los errores comunes y se actúa en consecuencia.

Clasificación incorrecta de los productos

Uno de los errores más comunes —y peligrosos— es no clasificar correctamente los productos químicos almacenados. Esta práctica, a menudo subestimada, puede tener consecuencias catastróficas.

Cuando se almacenan sustancias incompatibles en una misma zona (como ácidos y bases, o materiales oxidantes con inflamables), se crean reacciones químicas peligrosas que pueden derivar en incendios, explosiones o liberación de gases tóxicos.

¿La solución? Implementar un sistema riguroso de clasificación según normativas como el Sistema Globalmente Armonizado (SGA). Además, es vital contar con registros actualizados y visibles que permitan una rápida identificación del tipo de sustancia y su grado de peligrosidad.

Contención inadecuada

Las fugas o derrames son uno de los principales desencadenantes de accidentes en almacenes de productos químicos. Y la contención inadecuada suele estar detrás de muchos de estos casos.

Un cubeto mal dimensionado, bandejas deterioradas o la ausencia de sistemas de contención secundaria pueden facilitar la propagación de sustancias peligrosas, contaminando otras áreas o generando reacciones con otros materiales.

La clave está en prevenir: cada contenedor debe tener su sistema de contención acorde a la cantidad y tipo de producto almacenado. Además, es importante revisar periódicamente el estado de los recipientes, válvulas y sistemas de drenaje.

Falta de ventilación

Una ventilación insuficiente puede transformar un espacio cerrado en una trampa mortal. Muchos productos químicos liberan vapores que, si se acumulan, pueden causar desde mareos o intoxicaciones hasta explosiones por acumulación de gases inflamables.

Es fundamental que los almacenes cuenten con sistemas de extracción forzada y ventilación natural, diseñados específicamente para la carga química almacenada. También se deben monitorizar constantemente los niveles de gases en el ambiente.

En instalaciones con productos volátiles o inflamables, la ventilación no es una opción. Es una obligación técnica y legal.

«En este tipo de almacenes, la prevención no se basa solo en tener el equipo adecuado, sino en saber usarlo correctamente y revisar cada detalle cada día. La seguridad está en los hábitos.»
Responsable de Seguridad Química en LDH

Almacenaje en condiciones ambientales inadecuadas

No todos los productos químicos toleran las mismas condiciones de temperatura, humedad o luz. El almacenaje en ambientes que no cumplen con los requisitos específicos de cada sustancia puede alterar su estabilidad, aumentando los riesgos de fugas, reacciones o descomposición.

Por ejemplo, almacenar peróxidos orgánicos a temperaturas superiores a las recomendadas puede acelerar su degradación y liberar gases inflamables. O exponer productos sensibles a la luz puede alterar su composición.

¿Qué hacer? Implementar sistemas de climatización y aislamiento ambiental, así como registrar y controlar los parámetros críticos en tiempo real. Y, por supuesto, consultar siempre las fichas de seguridad (FDS) de cada producto.

Fallos en la señalización y etiquetado

Un almacén químico sin señalización clara es como conducir a ciegas. La falta de etiquetas visibles, pictogramas o señales de advertencia dificulta la gestión segura del espacio y aumenta las posibilidades de error humano.

Este problema es especialmente crítico durante emergencias: si los equipos de intervención no saben qué tipo de producto hay en cada zona, no podrán actuar de forma eficaz ni segura.

La normativa vigente exige que cada envase esté claramente etiquetado, incluyendo símbolos de peligro, códigos GHS y frases de precaución. Además, las áreas del almacén deben señalizarse correctamente, tanto en el suelo como en las paredes.

Formación insuficiente del personal

Tener instalaciones modernas no sirve de nada si el personal no sabe cómo actuar. La falta de formación específica es uno de los factores que más influye en los errores operativos y la gestión inadecuada de incidentes.

Todo el equipo involucrado en la manipulación, almacenamiento y transporte de productos químicos debe conocer:

  • La naturaleza de los productos.
  • Los riesgos asociados.
  • Las medidas de contención.
  • Los procedimientos de emergencia.

Las formaciones deben ser periódicas, actualizadas y adaptadas al nivel de responsabilidad de cada trabajador. La seguridad empieza por el conocimiento.

Gestión de residuos químicos

Un almacén puede ser impecable, hasta que llegamos al área de residuos. La mala gestión de residuos químicos genera un riesgo enorme, ya que suelen contener mezclas altamente reactivas o residuos peligrosos mal identificados.

Desde contenedores improvisados hasta vertidos accidentales por saturación de los depósitos, los errores en este apartado no solo suponen un riesgo interno, sino también un impacto ambiental y legal muy serio.

Para evitar problemas, es imprescindible:

  • Almacenar los residuos en zonas diferenciadas.
  • Etiquetarlos correctamente.
  • Mantener un control de inventario de residuos.
  • Contratar gestores autorizados para su retirada.

El residuo también es un producto químico, y debe tratarse con el mismo nivel de atención.

 

Los riesgos en el almacenaje de productos químicos son reales y potencialmente devastadores, pero con una buena planificación, formación continua y el uso de tecnologías adecuadas, se pueden minimizar al máximo.

Cada error mencionado —desde una mala clasificación hasta una ventilación deficiente— actúa como una pieza del dominó. Si cae una, pueden caer todas. Por eso es vital abordar la seguridad química de forma integral y proactiva.

En LDH, llevamos años trabajando con productos químicos e inflamables, y sabemos que la diferencia entre un almacén seguro y uno peligroso está en los detalles. Contamos con protocolos estrictos, personal cualificado y una cultura de prevención muy arraigada. Porque, más allá del cumplimiento normativo, lo que nos mueve es la responsabilidad.

 

Contáctanos para solventar cualquier duda que te pueda surgir al respecto.