El punto de inflamabilidad de una sustancia es la temperatura a la que arderá espontáneamente en una atmósfera normal. Esta temperatura es la que permite iniciar la reacción química sin necesidad de una ignición externa.
El proceso de combustión requiere una mezcla de aire y gas inflamable para alcanzar una temperatura superior al punto de autoignición.
Los diferentes gases y mezclas tienen diferentes puntos de inflamabilidad. Algunos se encienden espontáneamente a bajas presiones, mientras que otros necesitan más presión para encenderse.
A presión atmosférica, las mezclas de hidrocarburos con un átomo de carbono se encienden de manera uniforme, mientras que las que tienen dos o tres átomos de carbono lo hacen más lentamente.
La combustión de estas sustancias produce muchos productos, como aldehídos, éteres y peróxidos.
Los líquidos inflamables pueden combustionar espontáneamente a altas temperaturas, por lo que es importante controlar la temperatura ambiente en un lugar de trabajo. Esto permite a los bomberos reaccionar ante situaciones de incendio antes de que se propague el fuego.
También es importante tener en cuenta que el punto de inflamabilidad puede cambiar con el tiempo, por lo que es importante estar atento a los cambios de temperatura.
El punto de inflamabilidad puede averiguarse con varias herramientas, entre ellas los instrumentos estándar. Estos aparatos miden la temperatura a la que un líquido se incendia espontáneamente.